lunes, 31 de agosto de 2009

Cigarros de Popeye

Cuando íbamos al cine de las 4:00 PM, mi padre me dejaba la desorbitante cantidad de 100 pesetas (0,60 €) para la entrada del cine, palomitas y diversas golosinas.
Con ese dinero pagaba la entrada 50 ptas, compraba un paquete de palomitas (25 ptas) y me sobraba para comprar algunas golosinas más en los carritos.
Normalmente comprábamos algún chupete Kojak, algún paquete de gusanitos, tarzanitos, caramelos de cristal, moras, regalices rojos o algún chicle Boomer.
Siempre nos quedábamos con las ganas de comprarnos los cigarros de chocolate pues eran demasiado caros, por lo que optábamos por la opción más barata, "los cigarros de Popeye".
Los cigarros de Popeye venían en una cajita de cartón roja con la cara de Popeye en la parte frontal. Posteriormente también recuerdo ver otra versión de estos cigarros con las caras de "El Gordo y el Flaco".
En su interior habían una barritas blancas cilíndricas (como un cigarrillo) pequeñas, finísimas y rígidas. La punta estaba pintada de rojo con un colorante el cual no me atrevería a afirmar que fuera natural.
Recuerdo el sabor dulce y crujiente, totalmente peculiar el cual no puedo asociar a ninguna golosina conocida hoy en día.
Misteriosamente estos deliciosos cigarros desaparecieron de la faz de la tierra e incluso de la mente de la mayoría.
Posteriormente encontré otros cigarros similares, pero el sabor no tenía nada que ver.
Me encantaría volver a encontrarlos y disfrutar de nuevo su original sabor, pero sobre todo, para satisfacer mi curiosidad y cotejar el recuerdo con la realidad.

viernes, 28 de agosto de 2009

Cholas de esqueleto

Antes de las cholas Reef, de los buggies, incluso antes de las bermudas, cuando eramos muy niños todos llevábamos bañadores cortos (que hoy están de moda otra vez) a la playa, junto con una toalla de Seven Up (bueno que llevaba nuestra madre), nada de protector solar (en cualquier caso aceite o crema bronceadora que se ponía nuestra madre y que nosotros odiábamos) y sobre todo nuestras cholas de esqueleto.
Las cholas de esqueleto eran la última maravilla de la aerodinámica. Diseñadas especialmente para bañarnos sin tener que quitarnos el calzado eran especialmente útiles si íbamos a una playa de pedruzcos o con simpáticos erizos escondidos por doquier.
Simpático era el resultado de ver nuestros pies, una vez quitado tan peculiar zapato, y como el resto de nuestro cuerpo lucía un global moreno y nuestros pies tenían un tono más blanquecino salpicado con una líneas más oscuras.
Realizadas en un 95% plástico transparente auténtico y 5% de metal (la hebilla) no recuerdo ver a ningún niño sin estas cholas en la playa.
Posteriormente se realizaron en diferentes colores: rojo, azul, amarillo, verde y todas transparentes.
Como todo lo Ochentero seguramente volverán a estar de moda, si no lo están ya estás útiles "cholas de esqueleto".

Empieza Viejuno Viejuno


Empiezo este nuevo blog, el cual espero dure un poco más que los demás, para recopilar y encontrar cosas del pasado, cosas que me marcaron de niño con una televisión totalmente consumista. Justo después de la Constitución, cuando se iniciaba el Estatuto de Autonomía Canario, todos esos rollos que de pequeño nunca entendí y que verdaderamente no me interesaban. Sólo me interesaba jugar, las golosinas, los primeros ordenadores, los dibujos animados, los juguetes electrónicos y los superheroes.
¡Qué tiempos aquellos! ¿Mejores? No lo creo, eran tiempos muy plásticos.
Pero sí recordados con algo de nostalgia.